Iratxe García Pérez, eurodiputada por el PSOE (Partido Socialista). La eurodiputada más joven de España.
Por Ana Gaitero
Iratxe García Pérez (Baracaldo. Vizcaya. 1974) es la eurodiputada española más joven, pero tiene tras de sí una extensa trayectoria política, que comienza a los 16 años como afiliada de Juventudes Socialistas. A los 19 era tesorera del Consejo de la Juventud y a los 20 concejala de su pueblo, Laguna de Duero, y diputada provincial. Corría el año 1995 y no había hecho más que empezar a subir una escalera, peldaño a peldaño. En el año 2000 es elegida diputada nacional por la misma provincia y en el 2004 concurre en la lista del PSOE al Parlamento Europeo. Trabajadora social de profesión, sacó su título universitario el mismo año que recogió su acta de edila, en 1995, y ha tenido una fugaz actividad profesional como educadora en cursos de formación ocupacional.
Está claro que lo suyo es la política. Desde el año 2004 también es miembro de la ejecutiva del Partido Socialista de Castilla y León (PSCyL). Iratxe García no se siente nada extraña en Europa. Ella, que nació en Euskadi, vive desde los tres años en Valladolid y es hija de padre vasco y madre extremeña.
Entre vuelo y vuelo, Madrid a Bruselas y de Bruselas a Estrasburgo, una vez al mes, estudia inglés. Hacerse entender en Europa es prioritario. Está de titular en la comisión de Política Regional y como suplente en la comisión de Derechos, Libertades y Justicia, donde se desarrolla la política de inmigración, tan importante para España, y en la de Mujer. Nunca ha utilizado el “minuto de gloria” del plenario, pero destaca su actividad europarlamentaria en un abanico variado de temas, desde la violencia de género y la aportación de soluciones por el programa Daphne a la vulneración de los derechos humanos en el Sahara Occidental por parte de Marruecos, las políticas de cohesión, la atención a catástrofes naturales y también la preocupación por los problemas de su tierra, como el daño causado por una cantera a más de 175 sabinas de más de 200 años al sur de la cordillera cantábrica.
Trasladar a la ciudadanía la labor que realiza en Bruselas y Estrasburgo es una de sus principales preocupaciones. Pero sonríe cuando la ven en Valladolid y la preguntan si está de vacaciones. “Allí realizas un trabajo de despacho, no salimos del edificio más que para llevar ropa a la tintorería o tomar el avión. Pero todo ese trabajo hay que trasladarlo a la opinión pública en cada país”, apostilla esta mujer que en una semana ha llegado a subirse en seis aviones.
Para la población no es fácil entender qué labor se lleva a cabo en el Parlamento Europeo. ¿Qué diferencia encuentra entre los cargos políticos que ha desempeñado y el de eurodiputada?
Posiblemente la diferencia sea que el trabajo que se desarrolla en el Parlamento Europeo tiene unos resultados más a largo plazo; es más difícil verlo de inmediato. Por desgracia, todavía hoy, Europa suena algo lejos para la ciudadanía en general y cuesta más hacer llegar y hacer entender el trabajo que se desarrolla desde el Parlamento Europeo. En otras instituciones donde he estado, como es el Congreso de los Diputados está claro que su papel es legislar y controlar al Gobierno. El Parlamento Europeo ha ido aumentado en competencias pero todavía no tiene el papel que nosotros quisiéramos. Se necesita seguir avanzando en democratizar más las instituciones europeas y en que el Parlamento Europeo, que es la única institución europea elegida por los ciudadanos, tenga más capacidad de decisión y haya más materias en las que se pueda decidir.
¿En cuál de los puestos que ha ocupado se ha sentido más cómoda?
En todos. Siempre que te incorporas a una nueva tarea, tienes un período de adaptación. En el caso del Parlamento Europeo se puede decir que es mayor esa necesidad de adaptación porque tienes que sumarle a lo que es el conocimiento de la institución, de sus competencias y sus tiempos, el handicap del idioma, que es fundamental para comunicarte allí. Pero, al final, te das cuenta de que la institución no por tener un nivel es más difícil adaptarse.
Tenemos también la imagen de que al Parlamento Europeo se mandan a políticos veteranos para “jubilarlos” cómodamente. A la vista de su juventud podría pensarse que es un estereotipo que hay que romper …
Sí, al Parlamento Europeo se le suele llamar el “cementerio de elefantes”. Realmente yo no soy un caso típico, pero la verdad es que está cambiando. Esta última legislatura se ha incorporado un gran número de gente joven de todos los países. En el caso de España es cierto que yo soy la eurodiputada más joven. De hecho, el que yo participara en la lista a la Eurocámara también era una demostración de mi partido, el Partido Socialista, de que es necesario compaginar la experiencia con la juventud y hacer un equipo con distintas perspectivas y puntos de vista. Todavía, en parte, se sigue viendo el Parlamento Europeo como el lugar donde van los políticos a jubilarse pero yo creo que eso está cambiando y es muy importante que así sea. Si nos queremos tomar en serio la política europea tenemos que demostrarlo los partidos que apostamos por ello y que queremos rejuvenecer esa institución.
¿Qué trascendencia tiene su participación en la comisión de Política Regional?
Es donde más desarrollo mi trabajo y es la comisión donde se debate la actual política de cohesión territorial. Es esa parte de la política europea que en comunidades como Castilla y León nos ha servido para llevar a cabo muchísimas iniciativas en materia económica, de empleo y de apoyo a la industria. Fui ponente socialista en el informe del fondo de cohesión, que es el que va destinado a los países con una renta inferior al 90% de la media europea. Ahí conseguimos que España siguiera pudiendo participar del Fondo de Cohesión. Recientemente, la comisaria de Política Regional vino al Parlamento a presentar el cuarto informe de la cohesión, del cual también soy responsable en el grupo socialista. Es muy importante porque estos informes son las bases para la futura política de cohesión y para la revisión de los instrumentos financieros, y por tanto para la eliminación de las desigualdades entre los diferentes territorios.
¿Cómo se ve a España en la Europa de los 27?
Empieza a verse de manera distinta. Ahora mismo España es uno de los países de la Unión Europea con una mejor situación económica y de mayor crecimiento, con desarrollo de legislación de derechos de ciudadanía muy importantes: Ley de Igualdad, Ley contra la Violencia de Género, ley de Atención a las Personas con Dependencia están siendo ejemplo en Europa. De hecho, en el Parlamento Europeo estamos viendo cómo en muchas ocasiones se nos pregunta a los españoles, nos piden legislaciones… Eso es importante, que se comience a ver a España como un ejemplo. También se ve España como uno de los países que ha sabido aprovechar la política de cohesión. Se ha conseguido para este próximo período 2007-2011 seguir siendo un país receptor de ayudas: vamos a recibir más de lo que nosotros aportamos. Pero aún todos los informes dicen que España es uno de los sitios donde se ha utilizado mejor la política de cohesión y lo corroboran los datos estadísticos. Los nuevos países que se incorporaron en el 2004 e incluso ahora Rumania y Bulgaria consideran a España como ese ejemplo a seguir.
¿Qué asunto le ha llevado más trabajo en estos tres años de europarlamentaria?
Posiblemente, cuando estábamos debatiendo los fondos de la política de cohesión. Había que adaptar los fondos europeos, que son los instrumentos de la política de cohesión, a las nuevas realidades. Es importante que en Europa seamos capaces de ver que las cosas cambian y se mueven. El Fondo Social Europeo, el Fondo de Desarrollo Regional y el Fondo de Cohesión fueron modificados y conseguimos incorporar cuestiones importantes. Desde el punto de vista territorial, en Castilla y León el hecho de que en estos reglamentos apareciera el término de la lucha contra la despoblación fue también importante porque hasta este momento, en Europa, cuando hablamos de baja densidad de población sólo se ve a las regiones del Norte de Europa, donde siempre ha habido baja densidad de población porque la situación geográfica de alta montaña es realmente estructural. Ha habido que romper esa idea y hacer entender que en Europa también hay regiones que están comenzando a tener procesos de despoblación, especialmente en el ámbito rural, y hay que desarrollar políticas para fijar la población. Ahí hemos tenido el apoyo de compañeros de otros países, de Francia, de Italia y de Grecia, donde comienzan a tener esta misma realidad. Fue importante romper ese “molde” de identificar despoblación, exclusivamente, con regiones del norte de Europa.
¿Se están abriendo caminos en Europa para corregir los procesos de despoblación de una manera global?
Se comienza ahora. De hecho, el cuarto informe de cohesión ya incorpora la realidad de la pérdida de población. Vamos a ver lo que plantea y vamos a intentar nosotros también dar respuestas.
Europa con perspectiva de género
¿Se están adoptando cambios en las políticas de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en Europa?
Se sigue desarrollando una política de intentar impulsar las medidas y coordinarlas entre los países. En el Parlamento Europeo la comisión de la Mujer es muy combativa. En el ámbito de la lucha contra la violencia de género está el programa Daphne y, como novedad, tenemos la creación, este año, del Instituto Europeo de Género, que no existía pese a que se lleva años trabajando en la igualdad, que intentará coordinar las políticas e impulsarla. Porque es cierto que hay mucha diferencia entre las políticas de fomento de la igualdad entre los países. Hay países con un nivel de desarrollo importante, como España que somos ejemplo de Europa y otros que tanto en representación política como en iniciativas están muy por debajo. Los nuevos países, los países del Este, necesitan un mayor impulso en este sentido. Otra labor importante de esta comisión es tener en cuenta la perspectiva de género en todas las políticas.
¿En qué consiste esta labor y como se desarrolla?
La comisión de la Mujer emite muchos informes de opinión sobre trabajos y directivas de otras áreas donde la perspectiva de género debe de ser tenida en cuenta. Por ejemplo, toda la política que en estos momentos se está impulsando en materia de inmigración. Desde aquí se considera muy importante que se tenga en cuenta el punto de vista de género y se tenga en cuenta a la mujer inmigrante, que se encuentra con muchísimas mayores dificultades porque al hecho de que es inmigrante hay que sumarla sus desventajas por ser mujer. Cuando debatimos los fondos europeos también emitimos informes de opinión porque creemos y entendemos que cuando se habla de mejorar la competitividad en nuestras regiones se tiene que hablar del desempleo de la mujer, puesto que los índices de desempleo son mucho mayores para la mujer que para el hombre y por lo tanto habrá que apoyar más aquellas iniciativas dirigidas a la incorporación de la mujer en el mercado laboral.
Iratxe García Pérez
subraya que en la eurocámara, como en
otros ámbitos políticos y empresariales,
“al hombre que va a ser padre se
le felicita y a la mujer se
le pregunta qué va a hacer”
¿Esta perspectiva de género será decisiva en el impulso al ámbito rural, donde se dan los procesos más graves de despoblación?
Desde luego, precisamente ahora en la comisión de la mujer se va a desarrollar un informe sobre la mujer y el medio rural, donde posiblemente se haga referencia a esta realidad y podamos sacar algunas conclusiones. Porque en el medio rural la fijación de la población pasa por la presencia de mujeres.
¿Qué otros trabajos desarrolla fuera de las comisiones?
Participo en intergrupos y concretamente en el intergrupo de la discapacidad. Hemos conseguido, durante el debate de los fondos europeos, incluir una cláusula en la que se establece que ninguna actuación financiada con este dinero ha de tener en cuenta la accesibilidad. Cuantas veces habremos ido a un ayuntamiento, a una casa de cultura o a cualquier obra financiada con fondos europeos y hemos visto que las personas con discapacidad no pueden acceder a ellas. Es algo de sentido común, pero hasta que no se debatieron esos informes y conseguimos trasladar este tema desde el intergrupo de la discapacidad no se formalizó. Al intergrupo vinieron un grupo de personas con discapacidad a trasladarnos estas sugerencias, así que fue un trabajo de abajo a arriba, incorporándolo a los fondos.
¿Qué defectos le encuentra al Parlamento Europeo aparte de esa aún escasa capacidad de control del ejecutivo?
Posiblemente, una excesiva burocracia, pero que es muy difícil de solventar porque estamos hablando de una institución en la que somos más de 700 eurodiputados, 27 países de ocho grupos parlamentarios distintos. Por tanto, la organización no es fácil. Nos encontramos muchas veces con el problema de la traducción. Tienes que trabajar con informes que, si quieres que salgan adelante, lo necesitas tener traducido. Se necesitaría un poco más de agilidad. Además, necesitaríamos acercarlo más a los ciudadanos.
¿Qué fórmulas propondría para que el Parlamento Europeo sea mejor conocido por los ciudadanos?
Necesitaríamos tomarnos más en serio esto de Europa todos. Muchas veces, dentro de los propios estados miembros hay resistencias para ceder parte de poder para que sea Europa quien lo desarrolle. Vemos en Europa la solución, pero no le damos la posibilidad de que se desarrolle. Los partidos políticos, y asumo la cuota de responsabilidad que me corresponde, también deberíamos hacer una mayor apuesta por plantear, explicar y hacer ver la necesidad de impulsar la política europea. Que la gente comprenda cómo afecta a sus vidas la política que se hace en Europa, que cada vez es más. Por ejemplo, hace unos meses se aprobó la directiva de productos químicos que plantea cuestiones tan importantes como las sustancias que pueden o no tener desde la caja de zumo, el jabón de lavadora o el bollito que damos a los niños. Estamos hablando de la salud de las personas, de la mejora del medio ambiente… En todo eso influye Europa. Otro ejemplo es la directiva de servicios, aún en debate en el Parlamento Europeo: cualquier servicio de limpieza, transportes, farmacéuticos…
¿Cree que Europa está un poco presa de todos los lobbys económicos que están alrededor de las instituciones europeas?
No estamos más o menos presos que cualquier otro país del poder económico. Es complicado determinar hasta qué punto este poder está llevando las riendas del poder político. Ese es un debate hasta filosófico. Pero debemos de tener en cuenta una cosa: Europa es el único proyecto político en el mundo donde se compagina el desarrollo económico con el desarrollo social, de una forma sostenible, además.
Con todos los defectos que tiene la política europea, somos ejemplo en el mundo de proyecto político y cada vez que vienen al Parlamento Europeo mandatarios de otros países (especialmente de América Latina) lo plantean, somos el ejemplo a seguir. ¿Por qué hay tantos y tantos países que quieren estar en Europa? Porque es el único proyecto político donde el desarrollo económico y el desarrollo social tienen que ser totalmente compatibles, no podemos basarnos solo en una u otra cuestión.
Europa incluso es vista como el paraíso para muchos inmigrantes que llegan, especialmente, ahora, a través de España. ¿Hasta que punto España ha sido abandonada por sus socios europeos en este problema de primera magnitud?
No sé si abandonada… Lo que ha tenido que hacer este gobierno es un trabajo muy importante de explicación en las instituciones europeas y de hacer un planteamiento en el que se tuviera en cuenta que la respuesta a la inmigración la tuviera Europa. Un país solo no puede hacer frente a la realidad de la inmigración en estos momentos. Hay que tomar medidas desde el punto de vista europeo y ya se están empezando a poner en marcha. Gracias a este trabajo que se ha hecho desde España se reconoce que la solución está en Europa. Por supuesto, que seguimos necesitando un mayor impulso, pero creo que se empieza a reconocer. En ese sentido, por ejemplo, recordar una cuestión: el proceso de regularización extraordinario que se llevó a cabo por parte de España, tan criticado por la derecha, está sirviendo de ejemplo en Europa y existen varios países que van a desarrollar las mismas medidas y se están tomando como referencia en directivas europeas. Por tanto, no estábamos tan equivocados.
Los modelos de integración o asimilación integración son diferentes en distintos países europeos. Y sus consecuencias también: ha preocupado mucho el problema francés. ¿Todo esto sirve de lección en Europa de cara al diseño de nuevas políticas?
Sí es muy diferente el modelo del Reino Unido, al francés. Todo esto nos debe de servir para acertar en las políticas de integración. No deben de ser otras que las políticas de servicios públicos y las políticas sociales dirigidas a toda la población, para que no provoque este enfrentamiento entre ciudadanos de un país contra ciudadanos inmigrantes porque les restan los servicios públicos. Cuando no hay servicios públicos van aquellos que lo necesitan más, pero cuando hay servicios públicos para todas las personas esa situación de enfrentamiento se podrá evitar. Hay que eliminar la posibilidad de creación de guetos y de espacios particulares para los inmigrantes, que posiblemente es una de las cuestiones que más ha influido en la generación de conflictos. Existen en Francia barrios con una población que llegan al 90 por ciento de inmigrantes, de segundas y terceras generaciones donde se da la paradoja que los que primero llegaron no saben hablar el idioma del país. Eso dificulta, lógicamente, los procesos de comunicación familiar. De eso tenemos que aprender. Existen programas operativos a nivel europeo y está el programa de integración social, que también va a posibilitar el desarrollo de iniciativas.
¿Cómo explicaría en un colegio la idea de Europa?
He ido alguna vez a charlas en centros escolares y lo más importante es transmitir a los escolares la idea de que Europa es un proyecto donde queremos trabajar todos juntos y ayudarnos. Les diría que esta idea de Europa ha permitido que los países que forman parte de la Unión Europea vivan sin guerras desde la segunda guerra mundial. En la época de la dictadura en España, Europa era ese paraíso de libertad y democracia. Pero también es verdad que hay que trabajarla cada día. Los derechos no están garantizados de por vida.
¿La Constitución es uno de los asuntos pendientes más decisivos para la UE?
Sí. Esperamos que este tema esté solventado para las elecciones del 2009, en dos años. La idea es respetar el apoyo mayoritario allí donde se ha dado y realizar cambios para dar la oportunidad a los que votaron en contra de poder aprobarla ahora. Asistiremos ahora a un impulso y relanzamiento del proceso constitucional y creemos que hay posibilidades de que salga adelante con la creación del grupo de países amigos de la Constitución europea.
¿En qué sentido irán los cambios en el proyecto constitucional?
Se incorporarán cosas nuevas como el concepto de cambio climático, cuestiones medioambientales y una mayor referencia a las cuestiones de inmigración y a las deslocalizaciones de empresas.
¿Existen diferencias entre ser eurodiputada y ser eurodiputado?
Creo que las mujeres, como en todos los ámbitos, tenemos más dificultades que los hombres para conciliar la vida familiar y laboral. Allí, cuando un compañero dice que va ser padre se le felicita y si es una mujer la que anuncia que va a ser madre se le pregunta qué va a hacer. Es decir, que las condiciones no son muy distintas a otros ámbitos de la vida política y empresarial. En cuanto a representación, cabe destacar que las mujeres somos el 33% de la eurocámara, que sólo hay una presidenta de comisión y en cambio hay muchas coordinadoras, donde se trabaja muchísimo. Es decir, que todavía existe un techo de cristal para las mujeres también en el Parlamento Europeo.
¿Cómo le gustaría que se le recordara como eurodiputada?
Como una mujer combativa por los valores de Europa, y particularmente por los valores sociales de Europa.