Italia: Aumenta y disminuye al mismo tiempo la edad de víctimas y asesinos

Italia: Aumenta y disminuye al mismo tiempo la edad de víctimas y asesinos

Patricia Mayorga, Presidenta de l’Associació Mundial de Dones Periodistes i Escriptores, AMMPE-Italia

El último viernes de noviembre Aurora de 13 años se precipitó al suelo desde el octavo piso del edificio donde vivía, en Piacenza (norte de Italia), el culpable sería su ex novio de 15 años que no aceptaba el fin de la relación. Según la reconstrucción policial, después de algunas declaraciones de testigos, el muchacho no solamente la habría empujado, sino que habría impedido que se aferrara a la barandilla golpeándola repetidamente en las manos.

En lo que va de año (20 de octubre) los feminicidios eran 89, aunque en la última semana otros cinco feminicidios aumentaron la cifra. Llama la atención, por una parte, la edad avanzada de víctimas (más de 70 años) asesinadas por sus parejas (o ex parejas) tras matrimonios o convivencia de varias décadas. Pero también la edad disminuye, como el caso de Aurora de 13 años y su asesino de 15.

En declaraciones al diario “Il Corriere della sera” el doctor Claudio Mencacci, presidente de la Sociedad Italiana de Neuropsicofarmacología señala que lo que se observa “es el crecimiento de comportamientos violentos que son aceptados por los hombres jóvenes… una especie de normalización de la violencia, que en realidad es la síntesis de muchos problemas, entre ellos la falta de respeto por la decisión de las mujeres, una masculinidad tóxica, modelos comportamentales agresivos, y sobre todo ausencia total de una educación a la empatía”.

La normativa
Y no se trata de que no haya leyes, ya que, en Italia, la violencia de género se aborda desde un punto de vista normativo a través de diversas disposiciones legislativas, siendo las principales la número 119/2013, conocida como «Ley de Femicidio», que introdujo el delito de homicidio voluntario agravado por la relación de parentesco o convivencia con la víctima femenina y también fortaleció las penas para los delitos de maltrato familiar, acecho y violencia sexual.

Asimismo, el Código Penal italiano contiene disposiciones específicas para abordar la violencia de género. Por ejemplo, el artículo 572 regula el maltrato en el ámbito familiar, castigando a quien maltrate a una persona perteneciente a su familia o conviviente. El artículo 612-bis tipifica el delito de acecho, que consiste en una conducta persecutoria sistemática y reiterada contra una persona, provocando un estado grave de ansiedad o miedo. Los artículos 609-bis y siguientes regulan los delitos de violencia sexual, como violación, agresión sexual y abusador sexual.

Por otra parte, en Italia se ofrecen diversos servicios y apoyos a las mujeres víctimas de violencia para ayudarlas a salir de situaciones peligrosas y brindarles protección y asistencia. Algunos de los principales tipos de soporte ofrecidos son los Centros Antiviolencia, estructuras especializadas que ofrecen apoyo psicológico, jurídico y económico a mujeres víctimas de violencia y también ofrecen asesoramiento, apoyo emocional, información sobre los derechos de las víctimas y ayuda para planificar una salida a la violencia.

Luego están las denominadas “Casas de acogida”, que son lugares seguros y protegidos donde las mujeres víctimas de violencia y sus hijos pueden encontrar alojamiento temporal, apoyo psicológico, asistencia jurídica y ayuda para encontrar soluciones de vivienda a largo plazo.

En Italia existen números de emergencia, como el 1522, que ofrece asistencia telefónica y asesoramiento las 24 horas a mujeres víctimas de violencia y brinda información, apoyo emocional e instrucciones sobre cómo obtener ayuda inmediata; del mismo modo existen otros números de teléfono de ayuda mantenidos por asociaciones que se pueden buscar en Internet.

También las mujeres víctimas de violencia pueden acceder, gratuitamente, a servicios de asistencia jurídica puesta a disposición por el legislador italiano. Los y las abogadas especialistas en violencia de género pueden prestar asesoramiento jurídico, asistencia en la presentación de denuncias y representación letrada durante los procedimientos judiciales.

Por otra parte, también se cuenta con programas de reintegración social y económica para ayudar a las mujeres a reconstruir sus vidas después de la experiencia de violencia, que incluyen servicios de formación profesional, apoyo a la búsqueda de empleo y ayuda financiera para garantizar la estabilidad financiera.

Es importante subrayar que el apoyo a las mujeres víctimas de violencia es un compromiso que involucra a diversos actores, incluidas instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y servicios sociales. El objetivo es proporcionar un enfoque integrado que incluya asistencia psicológica, protección física, apoyo legal y programas de reintegración para ayudar a las mujeres a reconstruir una vida libre de violencias.

La violencia económica es otra forma de violencia menos evidente, pero no por eso menos letal: implica utilizar el control financiero para ejercer poder y dominio sobre la vida de la mujer. En esta forma de violencia, el agresor controla y limita el acceso de la mujer a los recursos financieros y a su independencia económica, haciéndola dependiente y vulnerable.

Hay varias formas en que la violencia económica puede manifestarse. Por ejemplo, una pareja controladora puede impedir que una mujer trabaje o estudie, limitando así sus oportunidades de obtener ingresos o lograr independencia financiera. Además, el abusador puede negarle a la mujer el acceso al dinero o el control de los bienes compartidos, obligándola a depender totalmente de él para sus gastos diarios.

Las consecuencias de la violencia económica pueden ser devastadoras para las mujeres involucradas. La dependencia financiera puede dejarlas atrapadas en relaciones abusivas y dificultarles salir del ciclo de violencia. Por eso es importante reconocer la violencia económica como un problema grave buscando brindar apoyo a las mujeres víctimas de ella mediante la promoción de políticas y leyes que protejan sus derechos económicos.

En conclusión, más allá de las declaraciones oficiales y de la normativa específica, en Italia los recortes presupuestarios gubernamentales a las instituciones encargadas de contrarrestar la violencia de género hacen cada día más difícil el trabajo de apoyo a la violencia (de cualquier tipo) contra la mujer. Y tampoco ayudan las eternas discusiones entre la derecha que propende por aplicar leyes más severas y los sectores más progresistas que, justamente, insisten por la formación a la emotividad ya desde la escuela.