Por Maria-Àngels Roque, directora de la revista semestral internacional Quaderns de la Mediterrania.
No hay duda de que actualmente son las mujeres y los jóvenes los que están más implicados en producir los cambios que afectan no sólo a cada uno de los países que conforman el Mediterráneo, sino también a nivel planetario. La sociedad civil es la que hemos visto manifestarse en las plazas de muchos de los países tanto del norte como de sur para promover estos cambios sociales, económicos y medioambientales, que hoy más que nunca son prioritarios y que si no se cuenta con las mujeres . no se podrán realizar.
Quisiera centrarme en un aspecto que considero muy importante y me refiero a las reuniones ministeriales de la zona Euromed que tienen que ver como “Reforzar el papel de las mujeres en la sociedad”. La primera Conferencia Ministerial Euromediterránea se llevó a cabo en 1995, en Barcelona, donde por primera vez se habló de la necesidad de contar con la sociedad civil de los países de ambas riberas de modo que los pueblos pudieran compartir más democracia, un mayor desarrollo y una paz duradera. Era un momento dulce de las relaciones entre el Norte y el Sur y se llegó a la idea de que al igual que se estaba ayudando a los países del Este, era necesario tener en cuenta el Sur, pero en esta declaración no apareció en ningún momento que las mujeres eran necesarias para conseguir dichos objetivos.
Diez años después de la Primera Conferencia Euromed, en 2005, la ministra de Asuntos Exteriores de Finlandia, comentó la extrañeza de que en las diferentes conferencias ministeriales de carácter sectorial nunca se hubiera realizado ninguna sobre los derechos de las mujeres en esta región. Por ello, manifestó que en el segundo semestre de 2006, cuando Finlandia tenía la presidencia del Consejo de la Unión Europea, promoverían la primera Conferencia Ministerial para reforzar el papel de las mujeres en la zona Euromediterránea. Y así se llevó a cabo, a principios de diciembre de 2006 en Estambul. Luego venderían: Marrakech, en el 2008; París, en 2012; El Cairo, en el 2017, y Madrid en el 2022.
Instrumentos y objetivos para superar los desafíos.
Sin duda en estas casi dos décadas ha habido cambios legislativos en los países del sur del Mediterráneo y especialmente las asociaciones han tenido un papel importante en la difusión y formación de las mujeres.
Desde su fundación, el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) ha orientado su enfoque de género a partir de dos pilares básicos: en primer lugar, la contribución al establecimiento de alianzas transmediterráneas y, en segundo lugar, el apoyo a iniciativas locales que tienen otra . clase de efectos en la región. En 2014, se convirtió en uno de los miembros fundadores, así como en la sede principal de la Euro-Mediterránea Women’s Foundation (EMWF), una red de red que congrega a más de cincuenta y 50 mujeres, de 35 países de la región . mediterráneo. La Fundación trabaja para contribuir a la lucha por la igualdad de derechos para todos los habitantes de la región a través de una serie de avances en el ámbito político, económico, civil y social. La erradicación de todas las formas de violencia y discriminación hacia las mujeres y las niñas es uno de los pilares de su trabajo. En esta línea, también se ocupa de la transformación de los imaginarios con prejuicios de género, tan extendidos en toda la sociedad.
Hoy en día, la Fundación trabaja en la consecución de sus objetivos gracias a una plataforma trilingüe (inglés, árabe y francés) y pretende erigirse como punto de encuentro donde compartir iniciativas sobre temas de género para que estas puedan difundirse y tener un mayor eco en la región. Su enfoque está basado en tejer redes y seguir de búsqueda el trabajo de la Unión por el Mediterráneo (UpM), la cual comprende los veintiocho países miembros de la UE y quince países socios mediterráneos, a través de un enfoque transdisciplinar de acción múltiple.
Analizar las necesidades y preocupaciones de las asociaciones locales, recoger datos dispersos sobre temas de género, establecer dinámicas de trabajo en colaboración con las asociaciones, administraciones locales, académicas y periodistas para producir acciones orientadas al trazado de políticas y mantener diálogos transregionales, también forma . parte de la agenda de la Fundación junto al IEMed. Asimismo, se trabaja en el seguimiento de las conferencias ministeriales sobre el papel de las mujeres en la sociedad. Estas reuniones sirven para identificar desafíos comunes a la hora de conseguir un espacio mediterráneo más seguro e igualitario, puesto que si bien hay cambios legislativos existen también muchas reservas y lagunas para salvar. En este sentido, combatir todas las formas de violencia y discriminación contra las mujeres y niñas siempre ha sido un objetivo prioritario para todos los estados participantes; un objetivo que se alcanzará a través de una serie de medidas que deben abordar los mecanismos de prevención, ofrecer servicios de apoyo a las víctimas, promover la educación que pueda favorecer los cambios en el imaginario patriarcal y reforzar el papel de las asociaciones de la sociedad . civil.
Los gobiernos tienen la responsabilidad de atender los problemas de las poblaciones a las que representan, así como las soluciones que puedan surgir en los barrios, ciudades y regiones. Por tanto, es fundamental establecer canales de comunicación fluidos y constantes entre los responsables políticos y la sociedad civil. Los participantes en las reuniones ministeriales también destacan la importancia de establecer mecanismos de seguimiento para asegurar que los compromisos asumidos se lleven a cabo y cumplan sus objetivos. Al profundizar en el análisis de las realidades de ciertos territorios del sur mediterráneo, los informes hechos desde la sociedad civil plantean cuestiones, señalan obstáculos y formulan ideas con el fin de ampliar los derechos y posibilidades de las mujeres y los grupos vulnerables.
Vale la pena recordar que, pese a los esfuerzos realizados en los últimos años por parte de los estados en términos legales, todavía faltan disposiciones, pero también recursos para que las disposiciones iniciadas puedan implantarse de verdad en algunos países euromediterráneos. También es necesario implicar a los gobiernos locales, así como a las asociaciones, en la defensa de los derechos de las mujeres desde el terreno, pues ambos actores conocen muy bien las situaciones concretas, los problemas y las aspiraciones que deben tratarse para conseguir sociedades . más igualitarias en las dos orillas mediterráneas. Además, la sociedad civil produce numerosas datos y estudios que deben considerarse y añadirse al trabajo de las instituciones públicas. La EMWF y el IEMed sean construyendo en torno a estas experiencias. El análisis de las conclusiones y datos recogidos y debatidos de una forma participativa permite una mejor aplicación de las políticas adoptadas en las conferencias ministeriales por parte de los socios participantes. Aunque los problemas persisten desde muchas perspectivas, otras muchas prácticas e iniciativas se han beneficiado de la atención, la comprensión y la difusión que han recibido a lo largo y ancho de la región, siempre con vistas a la consecución del cambio de mentalidades que permitirá la plena ejecución de los derechos políticos, económicos y sociales de las mujeres.
El espacio euromediterráneo es muy diverso y cambia muy rápido, pero la violencia de género sigue siendo una continua amenaza en todos sus territorios. Analizar y comprender los diversos orígenes de esta violencia es fundamental, con vistas a erradicar sobre múltiples ramificaciones, lo cual supone prestar atención a las especificidades propias de cada contexto para así poder enfocar cada acción desde una multifocal. Adoptar un punto de vista basado en la seguridad humana nos ayuda a comprender las violencias de género como una amenaza que, hasta el momento, ha marcado las vidas de muchos habitantes de la región, puesto que reconfigura la noción tradicional de seguridad —vinculada con las fuerzas militares—hacía una perspectiva más centrada en el individuo. Así podemos llegar a entender los modos en que la violencia de género se despliega y entrecruza con otras amenazas en el seno de las complejas realidades mediterráneas. Los marcos legales internacionales, como el de Mujeres, Paz y Seguridad de Naciones Unidas, solo pueden ser efectivos si están realmente basados en profundos análisis sociales, y si tienen en cuenta la resiliencia que, tal y como ha demostrado el escenario de la pandemia, siempre guía a nuestro mundo ya nuestra región hacia adelante.