Los puestos directivos: Asignatura pendiente de las mujeres periodistas

Los puestos directivos: Asignatura pendiente de las mujeres periodistas

Se acaban de realizar en la capital del Principado de Asturias las IV Jornadas de Género y Diversidad, del máster del mismo nombre, de la Universidad de Oviedo, que llevaban por título: “Presencia y representación de las mujeres en los medios de comunicación”. Entre las diversas invitadas a estas jornadas se ha contado con la presencia de Isolina Cueli, presidenta de la Red Europea de Mujeres Periodistas, que participó en el panel sobre “Mujeres periodistas en la actividad profesional”, con la intervención -que a continuación reproducimos- “Los puestos directivos: Asignatura pendiente de las mujeres periodistas”.

Lo primero de todo quisiera decirles que cuando empecé a preparar esta intervención, todos los textos que consultaba me devolvían una imagen muy negativa sobre el acceso de la mujer a los puestos directivos de los medios de comunicación, pero a primeros del mes de marzo recibí una grata noticia: el periódico francés Le Monde, por primera vez en su historia, acababa de nombrar directora a una mujer. Se trata de Natalie Nougayrède.

Antes de profundizar en los problemas de las mujeres periodistas contemporáneas, me gustaría hacer un modesto homenaje a una de las primeras reporteras de nuestra historia, por lo menos la primera conocida, aunque imagino que ella no tenía este concepto de su trabajo. Me refiero a la gallega Etheria. Vivió a finales del siglo IV, hace más de 1600 años, y protagonizó una hazaña insólita: peregrinó de Galicia a Jerusalén y lo contó. Digamos que, sin saberlo, hizo una crónica de su estancia de tres años en los Santos lugares. Su legado es el primer escrito femenino conservado, archivado en un monasterio francés. San Valerio la calificó de “beatísima mujer, más valiente que todos los hombres del siglo”.

No es éste el sitio para indagar cómo se las apañó la intrépida Etheria para superar los 7.000 kilómetros que separan Finisterre de Jerusalén; ni para preguntarse cómo o quién financió su viaje. Sólo pretendía hacerle este pequeño homenaje a una mujer casi desconocida en la España del siglo XXI e ignorada, como la mayor parte de las mujeres de su época.

Estamos aquí para denunciar, en el sentido positivo de la palabra, la escasa presencia de mujeres en los puestos directivos de los medios de comunicación y sus consejos de administración.

Es una asignatura pendiente y un reto para las mujeres, pero si lo dejamos que avance por sus medios, pasará el siglo XXI antes de que se haga justicia. Y no lo pienso yo sola, según un estudio del Women’s Media Center de Estados Unidos, al ritmo que llevamos, la mujer no alcanzaría la paridad con el hombre en puestos directivos de la política, los negocios o la empresa hasta el año 2085.

Por eso soy partidaria de la presión, a base de cuotas o como se quieran llamar, para impulsar el proceso. Sigo con interés la política comunitaria en materia de equidad, por supuesto, va más allá de los problemas que sufren las mujeres que trabajan en los medios de comunicación. Y, por supuesto, el problema también va más allá de la Unión Europea. Hace una semana se estrenó en la 2 de Televisión Española el programa Miss Escaparate, o Mujer escaparate, sobre el papel de las mujeres en los medios de comunicación de Estados Unidos. Merece la pena visualizarlo. ¡Es un clamor! Pero a la vez es una prueba de que se está intentando cambiar el estereotipo de mujer rubia, mujer objeto, mujer cosa o mujer invisible. Tenemos que decir que para conseguir ese objetivo tendríamos que implicarnos todas las mujeres, aumentar nuestra autoestima.

El último ejemplo de este compromiso lo leí ayer en una entrevista en el diario El País a Cecilia Bartoli, mezzosoprano italiana que se preguntaba ¿Qué es Dios? ¿Hombre o mujer? y le pedía al Papa que abra las puertas de la Iglesia de hoy a las mujeres de hoy. Bartoli también es una pionera: primera mujer cantante que dirige el Festival de Pentecostés, en Salzburgo.

Aunque existen muchos casos discriminatorios, uno de los detonantes de los últimos meses, en el seno de la Unión Europea, ha sido la imagen de la vergüenza, me refiero a la foto de familia del nuevo Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, integrado por 22 miembros, todos hombres. No hubo manera de que la vacante que había que cubrir a finales de 2012 la ocupase una mujer. ¡Y eso pasa en el corazón de las instituciones de la Unión Europea!

La segunda foto que me gustaría mostrarles es el Rey con los empresarios que tienen que crear empleo en España. Como imaginarán, lamentablemente, son todos hombres.

Tampoco está siendo fácil el camino iniciado por la Comisión para la implantación del sistema de cuotas, que obligará a las empresas a incorporar a la mujer en los puestos directivos, de forma paulatina, hasta alcanzar unos porcentajes del 40% en 2020. De momento, a principios de este mes, en concreto el 8 de marzo, la Comisión, a través de la comisaria de Justicia Viviane Reding, lanzó la iniciativa Global board ready women, algo así como: Mujeres preparadas para acceder a los puestos directivos. Se trata de poner a disposición de las empresas un listado de mujeres de todo el mundo, cuyos curriculum vitae acreditan que pueden ser aptas para acceder a puestos de responsabilidad, en cargos directivos o consejos de administración. El listado, que ya supera las 8.000 candidatas, está a disposición de las empresas de los 27 países miembros.

Es el preámbulo de la iniciativa que pretende que en el año 2020 las mujeres alcancen un 40% en los puestos directivos de las empresas y en los cargos de representación de la propia Unión. En la actualidad el porcentaje se sitúa en el 14% en Europa y el 11,5% en España. Pero el recorrido no es fácil y son bastantes los países que plantean reticencias, entre ellos Reino Unido y Holanda, así que no se puede cantar victoria.

Esta propuesta la apoya con mucho ahínco la comisaria luxemburguesa de Justicia Viviane Reding. Pero también tenemos que saber que el día que ésta mujer deje su puesto, lo más probable es que se abandone la iniciativa, o caiga en un limbo del que es difícil rescatarla.

Les digo esto porque conozco algún precedente. Como ven en el programa, a mí me presentan como presidenta de la Red Europea de Mujeres Periodistas, hoy integrada en la Red Internacional de Mujeres Periodistas con Visión de Género.

Aprovecharé para contarles el origen de la Red Europea, porque viene a cuento. Corría el final de los años ochenta y los funcionarios de Bruselas se percataron de que en las elecciones al Parlamento Europeo, gran parte de la abstención provenía del colectivo de mujeres. Las candidatas propuestas por los partidos a eurodiputadas también eran minoría. Entonces, desde la Comisión, a través de la Unidad Info-Femmes, dirigida por Anne Blanche-Haritos, se les ocurrió que una buena forma de llegar a las mujeres de los países miembros eran las mujeres periodistas. Y empezaron a desarrollar el proyecto. Yo trabajaba en Bruselas y recuerdo que me enteré de la iniciativa a través de Ludivina García Arias, a la sazón, eurodiputada socialista. La Comunidad Europea financiaba iniciativas de las profesionales y trataba de facilitarles el trabajo para que pudieran contar en los medios de comunicación las bondades de la Unión y, más en concreto, del Parlamento. Visto con perspectiva, creo que también contactaron con asociaciones de Amas de Casa y otros colectivos, para acercar el Parlamento a los votantes, en concreto a las mujeres. Pero la idea duró el tiempo que permanecieron en el cargo los padres de la criatura, o mejor dicho las madres, ya que a última hora también estaba muy implicada la comisaria griega Anna Diamantopoulou. En el momento que desaparecieron, se acabó el interés. Digamos que hoy, la Red en España se mantiene, gracias al tesón de las compañeras de Cataluña.

Como ven, tengo motivos para ser escéptica en este tema, pero mientras se pueda avanzar, como es el caso actual, no tengo nada que objetar.

Me llamó la atención que en el programa de televisión dedicado a las mujeres en Estados Unidos, también se reivindicaba a las mujeres periodistas como el vehículo para ayudar al colectivo femenino a dignificar su papel en la sociedad. Apuestan por las mujeres periodistas para poner sensatez en los contenidos. Y de forma paralela reivindican la incorporación de la mujer en la política. Mientras no se consiga esa presencia en la política también será difícil que haya avances.

En el fondo, la iniciativa de la Comisión de alcanzar el 40% en 2020 o la propuesta de las mujeres norteamericanas, no es otra cosa que contribuir al empoderamiento de la Mujer, definido por la socióloga estadounidense Margaret Shuler como “un proceso por medio del cual las mujeres incrementan su capacidad de configurar sus propias vidas y su entorno, una evolución en la concienciación de las mujeres sobre sí mismas, en su estatus y en su eficacia en las interacciones sociales”.

En este Encuentro tratamos el empoderamiento de la mujer periodista, pero no se puede mirar el problema con orejeras, más si la que les habla es una periodista, y tenemos que saber que abarca a todas las mujeres. El problema es muy profundo y está muy arraigado. Es la pescadilla que se muerde la cola. Mientras manden los hombres, será difícil que se rompa la espiral. El poder es masculino. La fontanería del poder, donde se cuece casi todo, es masculina. Los lobbies suelen estar capitaneados por hombres.

El Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) cree que empoderar a las mujeres para que participen plenamente en todos los sectores y a todos los niveles de la actividad económica resulta fundamental para:

  • crear economías fuertes;
  • crear sociedades más estables y fuertes;
  • alcanzar los objetivos de desarrollo, sostenibilidad y derechos humanos, acordados internacionalmente;
  • mejorar la calidad de vida de las mujeres, de los hombres, de las familias y de las comunidades.

Estamos lejos de ese empoderamiento de la mujer en la prensa, o en otros ámbitos. El 10 de este mes de marzo, con motivo del Día del donante, entrevistaban en una televisión a Javier Solana, un socialista que lo fue todo en España y en Europa. Participaba en una marcha solidaria. Decía que él había sido donante y les daba las gracias a los médicos y a las enfermeras que habían participado en el proceso. Imagino que se habrán percatado del matiz. Médicos y enfermeras. El género está muy determinado. Lo mismo que en la prensa: redactora y director.

En Asturias se celebró el primer congreso de Periodistas en el año 1993. En ese momento, las mujeres ya tenían una amplia presencia en los medios. Pues en el programa del Congreso, con un total de 18 nombres, no aparecía ni una mujer, tanto entre los ponentes, como en el Comité de Honor o el Comité Ejecutivo.

Como curiosidad les diré que en Asturias existe la figura del Cronista oficial de los distintos concejos. Creo que hay 19 cronistas oficiales y sólo una mujer: Carmen Ruíz Tilve, cronista de Oviedo. Pero lo que me llama la atención es que ahora se intenta conseguir el nombramiento de cronista oficial de Asturias y se da por hecho que será un cronista, o sea, un hombre.

A pesar de este detalle de los cronistas oficiales, en estos veinte años sí avanzamos bastante. Y Asturias es una de las pocas provincias que tiene una directora de periódico. Me refiero a Ángeles Rivero, directora de La Nueva España, el diario de mayor tirada de la región. La otra excepción en la prensa regional española es el diario Granada Hoy, dirigido por Magdalena Trillo.

En Asturias, una mujer, Patricia Álvarez, dirige el Centro Territorial de Televisión Española. En una breve entrevista, Patricia Álvarez afirmaba que la mujer gestiona mejor los conflictos y el apartado emocional del equipo, y eso redunda de forma positiva en el rendimiento. En su opinión, las mujeres tienen muy buena cualificación, el problema está en la conciliación, y en la duplicidad laboral dentro y fuera de casa. En su caso, como directora, afirma que no tiene inconveniente en dejar a un padre o una madre unas horas libres, en horario laboral, para que acompañen a sus hijos al médico, por ejemplo. “Procuro que la gente esté bien para que rinda más”. Tampoco hago discriminación a la hora de repartir la carga laboral. Los hombres tienen más afinidad entre sí, y los jefes suelen dar los trabajos más interesantes a redactores.

Creo que este porcentaje de dos mujeres directoras, en Asturias, es muy importante para avanzar hacia la normalidad en el acceso de la mujer a los puestos directivos, pero la realidad es tozuda y los datos nos alejan del optimismo.

Como ya les dije, en la prensa regional española sólo hay dos mujeres directoras de medios escritos: una en Asturias y otra en Granada.

No tengo los datos de emisoras de radio, pero sí de los centros territoriales de TVE. De los 17, además de la de Asturias hay otras cuatro directoras: en Aragón, Castilla y León, Baleares y Cataluña.

Según un gráfico de El Mundo, basado en los datos del Registro Mercantil, en TVE, en 2011 había 234 directivos: 70 mujeres y 164 hombres.

A principios de mes, en concreto, el 4 de marzo, hice acopio de periódicos y revistas para elaborar un estudio casero sobre la presencia de mujeres en los medios de comunicación escritos, en base a la información que nos facilitan en sus páginas de los respectivos equipos directivos. El resultado es el siguiente:

La Nueva España: a pesar de estar encabezada por una mujer, en el resto del staff -con 3 subdirectores; 3 redactores jefes y 8 jefes de sección-, sólo hay otra mujer. Es Pilar Rubiera, jefa de sección de Cultura. El equipo queda 13-2

En El Comercio, la relación es: 16-4. Director; subdirector; jefe de edición; coordinador editorial; 2 adjuntos a la dirección; jefe de redacción en Avilés; 5 jefes de área: 3 hombres y 2 mujeres y 7 subjefes de área: 6 hombre y 1 mujer. La otra mujer del equipo directivo es la jefa de redacción de Oviedo.

En El País están 10 a 1. Un director; dos directores adjuntos y 8 subdirectores: 7 hombres y 1 mujer.

En El Mundo, la relación es 12 a 1. Un director; 2 vicedirectores; 3 directores adjuntos; 2 adjuntos al director (1 hombre y 1 mujer); 1 secretario general de redacción; 1 director de arte; 1 director elmundo.es; 1 director de documentación y 1 presidente del Consejo editorial.

En ABC la proporción es 19-8. Un director; 1 director adjunto; 4 subdirectores (2 hombres y 2 mujeres. Los puestos más altos en los diarios de tirada nacional); 3 adjuntos al director (2 hombres y 1 mujer); y 18 áreas: 13 hombres y 5 mujeres.

La Razón, según mis datos hay 1 director y otros 49 puestos, pero los nombres figuran con iniciales, así que no puedo saber si son hombres o mujeres. Pero según los datos que me facilitó la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE) este periódico tiene, al menos, 2 mujeres, adjuntas al director.

En la prensa internacional, como ya les dije al principio, nos sorprendió este mes el diario Le Monde, con el nombramiento de una directora. También en Francia hay otra mujer en un medio de ámbito nacional. Es el diario La Croix.

En el documental de La 2 de TVE que les cité antes, titulado Miss Escaparate, daban un dato demoledor: sólo un 3% de los puestos directivos de periódicos americanos están cubiertos por mujeres.

En las revistas de tirada nacional no cambian mucho las cosas. Pondré sólo unos pocos ejemplos:

Interviú: 8 hombres (incluido el director), y 6 mujeres.

Inversión y Finanzas: 14 a 2. Aunque si se lee el contenido, el 90% de los artículos están escritos por mujeres.

El Siglo tiene una directora, pero de los 21 redactores: 15 son hombres y 6 mujeres. De las 18 firmas de opinión: 16 son hombres y 2 mujeres.

En las publicaciones de economía, llama la atención que haya una directora en Expansión. En realidad, es una excepción. Algo parecido sucede en las publicaciones deportivas, con ausencia femenina en el staff. En los dos de mayor tirada la proporción es: 16-1 en el Marca y 16-0 en el As.

En los medios digitales, la mayoría de los impulsores de las cabeceras son hombres, pero hay dos excepciones: la del Huffington Post, fundado en Estados Unidos por una mujer y su Delegación de España, encabezada también por una mujer.

La entrada de la mujer en Internet se está realizando a través de los blogs y de la gestión de páginas web, los famosos community manager.

Según los datos de la FAPE, los puestos de dirección que sí están ocupados por mujeres son los de las revistas del corazón, las de jardinería o las de decoración. Entre ellas están: Semana, Mía, Elle, Ana Rosa, Mi casa, Mujer hoy, Clara, Diez Minutos, Vanity Fair, Yo Dona, Telva, Interiores, Habitania, El Mueble, Casa y Campo, Diseño Interior, entre otras muchas.

Un dato que sí se debe tener muy en cuenta y que hace muy visibles a las mujeres periodistas es que dos mujeres representan al colectivo de periodistas: hombres y mujeres. Elsa González es la primera mujer que llega a la presidencia de la FAPE, y Carmen del Riego, periodista asturiana que es la primera presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid. Gracias a ellas, las demás podemos ver que sí es posible, que ¡podemos!

Elsa González, presidenta de la FAPE, intervino el 12 de febrero pasado ante la subcomisión de Horarios y Conciliación del Congreso de los Diputados.

Les leo algunas de sus frases:

“La mujer suele ser la más perjudicada por estas jornadas maratonianas que exige el periodismo y no por ello más provechosas.

Las renuncias al ejercicio y al progreso profesional casi siempre tienen nombre femenino.

La mujer se incorporó al mundo laboral, sin que el hombre se comprometiera, al mismo ritmo, en las tareas familiares. 

La irracionalidad de los horarios influye, sin duda, directamente en el hecho de que la mujer apenas figure en el staff directivo de los medios de comunicación.

En las facultades de Periodismo, más del 60% son mujeres.

En las redacciones, el dato se invierte. El 60% de los periodistas son hombres. Y cuando subimos a la dirección, apenas un 20% son mujeres. Es decir, la gestión, la decisión, es masculina. Sólo hay 1 mujer por cada 5 cargos directivos en los medios informativos. 

Pero la realidad es más vergonzosa en los consejos de administración, donde es posible no hallar ninguna. 

De manera que los hombres reflejan la realidad, su realidad, en la política, la economía, en los deportes o en la cultura.

Vivimos tiempos duros. Aunque de los momentos más difíciles han nacido los grandes cambios de la humanidad.

Nos hallamos ante una auténtica metamorfosis social. Una nueva Era. Adecuar el Periodismo y la comunicación, en general, a la conciliación irá en beneficio de la sociedad”.

La presidenta de la FAPE se refería a la escasa presencia de la mujer en los consejos de Administración de las empresas periodísticas. Según datos facilitados por la propia FAPE a partir de las páginas web de las empresas, la representación es la siguiente:

-Unidad Editorial: 1 mujer de 10 miembros

-PRISA: 1 mujer de 16 miembros

-Vocento: 1 mujer de 13 miembros.

-Tele 5 (Mediaset, en realidad): 1 mujer de 15 miembros

-Antena 3: 3 mujeres de 13 miembros.

-RTVE: 3 mujeres de 9 miembros.

Según un estudio del Centro Internacional de Trabajo y Familia sobre el peso de las mujeres en las empresas que cotizan en el IBEX 35, las 64 consejeras representan el 12’75%. La media en la Unión Europea, en ese mismo sector, se sitúa en el 13’7%. La primera presidenta consejera ha sido Ana María Llopis, de la empresa Día; desde este año la acompaña Esther Alcocer Koplowitz, de Fomento de Construcciones y Contratas.

Benita Ferrrero, ex consejera de Gamesa y ex comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, en unas declaraciones a El País, (10/03/13) decía que “el poder es muy masculino y el compadreo es el factor clave. El hombre tiene sus clubes y la mujer dedica ese tiempo a la familia”. Por su parte, Paloma Sendín, consejera de Red Eléctrica, dice que “las empresas que incorporan mujeres a sus consejos de administración son claramente más rentables, como se ha demostrado en algunas compañías como McKinsey o Ernst & Young”.

Y por no quedarme sólo en el sector terciario, les daré un ejemplo del sector primario que escuché ayer en un informativo de televisión. En Ciudad Real quieren promocionar el trabajo de pastora, ya que está demostrado que las granjas más rentables son aquellas en las que trabajan mujeres.

La eficacia de las mujeres también se puede medir en la gestión de los gobiernos. El ejemplo más destacado en la actualidad es el de Islandia. El mejor sitio del mundo para ser mujer hoy, según la revista Newsweek. Pero lo de Islandia viene de más lejos, no en vano Vigdís Finnbogadóttir fue en el año 1980 la primera jefa de Estado del mundo de una democracia. En Islandia, las mujeres representan el 43% del Parlamento y el 40% en los ayuntamientos. Podría seguir con más cifras, pero creo que son suficientes para ver que los objetivos se pueden cumplir, pero hay que fijarlos.

Y si hablamos de mujeres en los consejos de administración no podemos pasar por alto un nombre muy importante. Me refiero a Katharina Grahan, editora del Washington Post, en la época que el periódico, dirigido por Ben Bradlee, destapó el caso Watergate. También aquí habría que preguntarse si el caso hubiese seguido adelante si la presidencia del Consejo no hubiese estado ocupada por una mujer.

El pasado jueves asistí aquí, en Oviedo, a una conferencia de Ángeles Caso y la escritora y periodista apostaba por una literatura femenina, una mirada femenina, con el fin de escribir sobre las mujeres de una manera más profunda; mirar a las mujeres, que, en su opinión, no han sido suficientemente bien miradas por los escritores masculinos a lo largo de la historia.

Me permito hacer mías sus palabras y apuesto por un periodismo femenino para dar voz a las mujeres y para dignificar la presencia de las mujeres en los medios de comunicación. Un reto que se repetirá hasta la saciedad en éste máster. Para ver de qué hablo, les hice una pequeña selección gráfica.

Los hombres del Consejo de sabios (con 3 mujeres).

Michelle se suelta el pelo

Michelle Obama baila sola.

Samantha Cameron se hace visible, de camarera.

Compañera de Hollande encuentra su sitio.

Moratinos y su homólogo senegalés. La señora que está en el centro no existe.

De izquierda a derecha: Blanco, Orozco y Feijóo. La mujer del centro, ni existe.

Ministra finlandesa que se ha dejado los cuernos.

Directora del Fondo Monetario Internacional, Cristine Lagarde, se dedica a los rosales.

Y aunque vale más una imagen que mil palabras, no quiero dejar de mencionar un artículo de Gabriela Cañas, publicado en El País en diciembre de 2012. Titulado: El ciego que no quiere ver, el artículo de Gabriela Cañas empieza así: “En cierto modo, es un contrasentido. En una civilización que ha deificado hasta el paroxismo el atractivo femenino, no se mira a las mujeres. El mundo insiste en ignorarlas, salvo en aquello en lo que son imprescindibles y países en los que las mujeres han alcanzado un nivel de preparación, incluso superior al de sus congéneres masculinos, aquellas siguen sin tener, ni de lejos, las mismas oportunidades. ¿Por qué?” Y más adelante dice: “En el Cuarto Poder, como en el Primero, el del dinero, la participación de la mujer en las esferas decisorias ha mejorado, pero sigue siendo testimonial y, en modo alguno, alcanza la masa crítica suficiente para transformar la mirada con la que los medios observan el mundo y lo transmiten a los demás”.

En éste mismo aspecto incide la periodista e historiadora Inés García-Albi en su libro Nosotras que contamos. Mujeres periodistas en España. Lo explica casi con las mismas palabras que figuran en el título de ésta conferencia en una reseña de su obra, publicada en la revista Periodistas. García-Albi dice que desde 1901, fecha en la que Carmen Burgos, consiguió el primer título de redactora, “la mujer ha ido abriéndose camino en los medios de comunicación, hasta llegar a ser mayoría en la tropa, aunque con la asignatura pendiente de llegar a los puestos directivos”.

En el año 2003, el periodista polaco Ryszard Kapuscinski recibió el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Con tal motivo pronunció en Oviedo una conferencia en la que denunciaba que “el poder de la información está en manos de los jefes, que son los que deciden”. Lo que no remarcaba Kapuscinski es que los jefes, a los que él, como reportero en países en desarrollo, también sufrió, suelen ser hombres.

Lo que sí denunciaba el periodista polaco era el afán recaudador de muchas empresas periodísticas, dejando en segundo plano la calidad de la información. En los diez años que han pasado desde entonces el problema ha ido a más y aún no tocamos fondo.

Me gustaría acabar con una idea de Kapuscinski, el periodista que dedicó su vida a dar voz a los sin voz, a los pobres del mundo, a esa mayoría silenciosa que sufre y llora en silencio, entre las que hay millones de mujeres. El objetivo como reportero, decía, “se centraba en mostrar a Europa que no era el ombligo del mundo, que estaba rodeada de culturas, sociedades, religiones y civilizaciones muy diferentes”.

A mí me gustaría que todo lo que se diga estos días aquí y en otros lugares del primer mundo no sirva sólo para nosotras, mujeres de la civilización occidental, que no nos olvidemos que estamos rodeadas de miles de millones de congéneres que lo están pasando muy mal, que, ni siquiera son consideradas seres humanos. No las perdamos de vista.

Como dice Kapuscinski en su libro Los cínicos no sirven para este oficio, “para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buen hombre, o buena mujer, buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”.

Quedémonos con esta idea positiva sobre nuestro oficio y apostemos porque nunca tengamos que repetir la frase lapidaria de Tom Wolfe, “No le digas a mi madre que soy periodista, ella cree que soy pianista en un burdel”.

He dicho.