Mirada Palestina

Mirada Palestina

Ana Valdés, escritora e integrante de Mujeres de Negro.
Foto: Women in Black

Fui invitada hace muchos años por la cantante española Cristina del Valle y su Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género a visitar Palestina. Visitamos grupos de mujeres que trabajaban sin cesar por las presas políticas palestinas, algunas menores de edad.

Abogadas y sindicalistas israelíes y palestinas trabajaban para que fueran liberadas, casi ninguna había sido juzgada, se las acusaba de tirar piedras a los tanques o de resistirse a los arrestos arbitrarios. Algunas de ellas eran activas en el movimiento de paz israelí Bat Shalom y otras, en Mujeres de Negro.

Visitamos también casas para mujeres que han sufrido violencia doméstica. Muchas de las mujeres palestinas han pasado a ser responsables de sus familias, padres ancianos y muchos hijos cuando la policía o el ejército israelí se llevó a sus maridos prisioneros. En estas situaciones de permanente amenaza se recrudece la violencia contra mujeres, niños y niñas.

El ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre ha causado daños irreparables al débil movimiento de paz israelí. Muchos dicen que el ataque del 7 de octubre ha hecho olvidar la ocupación que empezó en 1948 y que originó la primera Nakba, el primer exilio palestino, donde cientos de miles de palestinos fueron expulsados ​​de sus tierras y de sus ciudades. Sobre sus casas y olivares se fundó Israel.

Adam Keller el portavoz del movimiento de paz Gush Shalom está muy preocupado por cómo se está escorando hacia la derecha la sociedad israelí que está en contra de Binyamin Netanyahu, pero defiende la guerra y demoniza a los palestinos.

Los movimientos de mujeres que conocimos en nuestra visita como Bat Shalom y Mujeres de Negro, que se fundó allí en 1988, están envejeciendo y no logran atraer a las generaciones más jóvenes.

El aislamiento internacional de Israel y sus condenas por el tribunal de La Haya son utilizados en el discurso de la derecha para acentuar el rol de víctima de Israel que acusa de antisemitismo a todos sus detractores, incluso a los miles de judíos en todo el mundo que han tomado distancia del Estado israelí al que ven como un proyecto fallido del sionismo. Y el reconocimiento del Estado palestino por España, Noruega e Irlanda ha agravado aún más las tensiones. Netanhaju ya ha dicho que, si el precio de erradicar a Hamás es estar solos contra el resto del mundo, Israel está dispuesto a pagarlo.